El bailarín inerte que usó el diseño para cambiar al mundo
No pudo ser bailarín profesional por falta de dinero, pero eso no lo detuvo. Eduardo Barrita lidera un centro de diseño inclusivo para desarrollar comunidades creativas y sostenibles.
Era libre andando en huaraches, cuidando borregos, mirando al río correr. Tenía apenas nueve años y soñaba con volar con un carrizo allá en su pueblo, Zimatlán de Álvarez, a media hora de la capital de Oaxaca.
Cuando vio la película Billy Elliot, Eduardo Barrita soñó de nuevo con la libertad y con volar a través de la danza. “Desde pequeño tuve esa habilidad de imaginar, de crear”, dice.
Bailó en la escuela primaria y destacó por su talento, pero la pobreza le cortó las alas. Su mamá, migrante en Estados Unidos, no pudo mandar el dinero para comprar el vestuario y los zapatos, por lo que no se le hizo participar en los bailes de clausura.
No se rindió y participó en grupos locales de danza, pero otra vez la precariedad no le permitió comprar los vestuarios que le pedían. Esa frustración se le quedó clavada en el pecho. “Por talento llegaba, pero al querer dar el salto algún factor económico me lo impedía”, reconoce.
La desilusión de la danza no frenó sus dotes artísticos. Además, había que comer. Por eso empezó ayudando a sus maestras a armar regalos y se puso a hacer piñatas para ganar dinero. Para llenar el vacío del baile se metió a los deportes y al canto en el coro, pero nada era igual.
Cuando llegó el momento de elegir carrera, se decidió por ingeniería en diseño que combinaba la parte artística con la ingeniería, que, según él, le permitiría una mayor estabilidad económica.
En la universidad entró al programa Enactus, con el que tuvo la oportunidad de hacer trabajo en comunidades, aplicando lo que aprendía en la escuela, para promover su desarrollo. Es ahí donde conectó todos los puntos y se dio cuenta de que el diseño puede ser un instrumento de transformación social.
“Al llegar a esas comunidades fue ver mi propia realidad, era un escenario tan familiar, pues esta precariedad es de donde vengo, ¿no?”
Frustración transformada en misión
El talento, pasión y compromiso que ponía Eduardo en todo lo llevó a ganar varias competencias en Enactus, gracias a lo que pudo viajar y conocer China y París. También logró representar a Enactus en Johannesburgo y, al ganar varias competencias, pudo viajar a Sudáfrica, lo que le permitió conocer realidades sociales y económicas diversas.
Gracias a una beca de la Universidad de Arizona, vivió varios meses en una granja en la cual se dio cuenta de que el diseño va más allá de lo físico, pues al incluir la experiencia y la interacción cambia vidas.
En el año 2017 fue seleccionado como diseñador local emergente por el programa Crafting Futures México, una iniciativa del Consejo Británico & Oaxifornia, un proyecto colaborativo entre artesanos, diseñadores y artistas en Oaxaca y San Francisco, California.
Cuando regresó a Oaxaca y se confrontó con la realidad precaria de su comunidad, llena de carencias, concibió, en 2018, Hacer Común, un centro de diseño inclusivo para desarrollar a las comunidades de forma creativa y sostenible. Para él, “hay tantas cosas que tenemos en común, que si no las compartimos, no salimos adelante”.
Su labor no ha pasado desapercibida. Fue elegido para ser parte del Creative Leadership Programme del British Council, un programa de liderazgo cultural que busca desarrollar y enriquecer las habilidades de los líderes creativos y culturales de México.
“Es parte de nuestro compromiso por impulsar la economía creativa, que genera al menos el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país”, explica Isabel Gil, directora de Cooperación Cultural y Educativa & Jefa de Artes del British Council.
A través de Hacer Común, Eduardo trabaja en tres ejes en su comunidad: un laboratorio de diseño con enfoque artesanal e industrial (codiseño); la Cafetería Ruiseñor, un punto de encuentro que fomenta la sana convivencia y proporciona eventos de diálogo, arte y cultura; cursos, talleres y viajes de experiencia, que son programas educativos y vivenciales que
fortalecen talentos y generan conocimiento compartido.
“Todavía siento esa ambivalencia de no sentirme parte, a veces”, reconoce. Por eso no olvida su frustración de bailarín y la convierte en misión: usar el arte y el diseño para lograr que todos pertenezcan, que todos puedan bailar, que todos puedan volar.
SHOT OF THE WEEK: ¡Qué bien nos reír!
En este mundo lleno de incertidumbres y amenazas (reales y ficticias) hace falta recordar que contamos con una herramienta muy poderosa: la risa. Les recomiendo este artículo interactivo que explora la naturaleza y la importancia de la risa en nuestra sociedad, desde su papel en la evolución de la unión social, hasta los beneficios físicos y emocionales. Se trata de un repaso sobre la universalidad y longevidad del humor en la humanidad.
Genearo: que increíble historia!! Que maravilla!! Gracias por compartir!!